
sábado, 9 de enero de 2010
jueves, 10 de diciembre de 2009
POEMAS DE AEROPUERTO
martes, 24 de noviembre de 2009
jueves, 4 de junio de 2009
PSICODRAMA EN PRIMERA PERSONA (Parte III)
- Para que no ocupara mucho una sola entrada
- Porque la historia no tiene coherencia ni estructura y puede leerse en cualquier orden
- Porque así me cuenta como tres entradas en el archivo y parece que el blog tiene más actividad
- Porque me ha salido de la polla.
Bueno, pues eso es todo. Léelo en el orden que te parezca, empezando por la parte I y siguiendo por la parte II y después la parte III (ésta) o como sea. O mejor, no lo leas: quema tu PC en cuanto abras este post y sal a la calle a oler tubos de escape y restregarte contra el cemento. En todo caso, hagas lo que hagas, tenemos una cuenta pendiente y voy a enviar a mis sicarios a buscarte para que te canten el repertorio completo de los Hombre G en bucle infinito.
CINCO
A veces la vida se detiene y echa hacia atrás. Nos alejamos del aeropuerto, de vuelta a las calles de la ciudad. Los autobuses, llenos, retroceden, y a través de los cristales del taxi, esta vez, sí que alcanzo a ver las columnas del hotel, cagadas por las palomas. Nuestras maletas salen del coche y nosotros volvemos a ocupar nuestro sitio en el comedor del hotel. Es uno de esos restaurantes en los que el camarero acude presto en vez de gritarte ¡Ya va! En mi reloj, las agujas retroceden hasta marcar las 9:05.
-¿Qué desean tomar los señores?
Beber:
[x] café con leche
[x] cortado
Mojar:
[x] tostadas
[x] curasant
-Tenemos prisa.
¿Has cogido los billetes?
[x] sí, los llevo en el bolso
[x] ¡no! espera…
-…
[x] sí, aquí están.
[x] no los encuentro, ¿seguro que no los has cogidos tú?
-Llegamos tarde
[x] ¡Pues come y calla!
[x]
-Voy a llamar a un taxi, ¡Camarero!
9:15
SEIS
Cuando el avión se pone en marcha y empieza a acelerar, mi cuerpo se pega al asiento. Miro alrededor y veo pasajeros sentados; por la ventanilla mi mirada se cruza con la de un chaval que nos observa desde el cochecito de la escalera por la que hemos subido al avión hace unos minutos. Me ve pasar y me imagino cómo contempla el despegue y después el avión subiendo mientras describe un arco, encara su destino y se aleja cargado de capullos rumbo a no-sé-dónde. Y entre los imbéciles que transporta, yo, sentado en el 24V -ventanilla-, mirándolo, todavía anclado a la pista, pero volviendo la vista atrás, con el cuerpo pegado al asiento, retrocediendo.
[…]
ooooooooooooooooooo
A estas alturas del relato el lector cuenta con los elementos básicos de la historia. Se trata de una revisión de “la máquina del tiempo” o de la historia de Neuman. En el planteamiento más popular del viaje en el tiempo se adopta un enfoque físico. El tiempo es una dimensión (como lo es el espacio) que puede surcarse según unas reglas. Las acciones en el pasado tienen repercusiones en el futuro. Pasado y Futuro (o presente) son realidades. No es el caso en este relato. La realidad aquí es subjetiva. Es la que se quiere ver. El viaje en el tiempo es subjetivo. Todos podemos hacerlo. Consiste en la identificación de la realidad con los recuerdos y la manipulación de los recuerdos con el fin de alterar la realidad. El tiempo es subjetivo en esta historia en la medida que el narrador lo surca a voluntad. Más allá, la “realidad” es multidimensional. El tiempo es sólo una cosa más. El autor nos propone el viaje en el tiempo. En nuestro tiempo y en nuestra mente. Un viaje que, sin duda, practicamos ya, por lo que su pedantería queda patente al proponérnoslo. El muy capullo se cree que con todas esas patrañas nos está enseñando algo. ¡Como si no lo supiéramos! Pero no contento con ello insiste en una serie de subnormalidades (no pueden calificarse de otra forma) estilísticas del estilo “vuestra merced tenga a bien mi idiosincrasia” o “huelga óbice a mi objeción”.
Por todo ello considero esta obra mediocre y ordeno su destrucción para mayor gloria de la condición humana, etc.
A día de hoy, YO, Señor Censor.
ooooooooooooooooooo
Señor Censor,
Todos cuantos argumentos emplea vuesa merced son de justicia y por tal los tengo. En efecto, es “capullo” el autor, es “mierda” su obra. Asimismo, la pedantería florece en ella como el hongo en la podredumbre. No obstante, y en sagrado cumplimiento de mi deber, me siento impulsado a señalar a vuesa siempre sublime y noble merced que otras virtudes concurren en la citada obra que aconsejan su difusión. La obra es en sí, el sincero retrato de un imbécil que aspira a más altas estancias. En su seno están cuantos tópicos trufan las mentes más abyectas: la obsesión por el robot y por el poder, los valores burgueses, etc… Sé que no es fácil arrastrarse en el fango para un ángel, pero en honor a la más alta misión que nos inspira, ruego a vuesa siempre gloriosa merced que en releyendo el relato en su conjunto preste atención a cuanto le he indicado. Sin duda nuevos pensamientos florecerán en su espíritu, decantándolo por un pronunciamiento favorable a la publicación.
Su Editor, a su servicio X
PS: Cabe destacar la identificación del imbécil con la máquina (robot) llevada al extremo de envidiar su papel en el mundo.
lunes, 1 de junio de 2009
Interludio Submarino
Verte nadar me horroriza cuando podríamos estar retozando en la cama. Una de tus puntas es la mano que acaricia. Otra, la hermosa coleta. Coleta que ahora deshago y ya mi mano acaricia tu nuca estelar. El resto de patitas, todas, también apéndices, también sensuales, que me atraen hacia tu centro. Cómeme estrellita. ¿No comprendes que si la X marca el lugar, con más derecho tú, que tienes más patas que ella, lo marcas doblemente? ¿Acaso necesitas que te lo explique? Pues te lo voy a explicar. Punta por punta, pata por pata, coleta a coleta, hasta que te quede claro. Y si después de todo tienes dudas, volveré a empezar desde el principio.
viernes, 29 de mayo de 2009
PSICODRAMA EN PRIMERA PERSONA (Parte II)
CUATRO
Soy ingeniero industrial, especialista en control programado. Trabajo para Tecnoibéricos SA en el diseño de un sistema de corte asistido por ordenador, CAC. La idea es substituir al, operario de una sierra por un técnico. El perfil del empleado cambia. Sus nuevas herramientas son un terminal y el software que desarrolla mi departamento. La interfaz gráfica le presenta una imagen virtual del cerdo a despiezar. Ratón en mano, el técnico define los cortes que un robot (que también fabrica mi empresa) hará en la práctica. Yo trabajo en el interfaz. También ayudo a programar el robot cuando hay picos de trabajo en esa área. Y he participado en el diseño y desarrollo del sistema central. Todavía le dedico algo de tiempo de tanto en tanto. Pero lo mío es el interfaz de operario. El técnico puede obtener distintas vistas del cerdo. Para ello tiene dos opciones: utilizar las predefinidas o rotarlo a voluntad. Los cortes son igualmente versátiles. Los hay predefinidos (jamón, lomo...), de forma que el propio programa busca la pieza y define el corte, o bien el técnico puede editar una curva sobre el cerdo. Al final es el robot el que lo corta por donde se le indica. El programa monitoriza el corte y genera informes. Algo así como, 15 CHULETAS de LOMO, 2 PALETILLAS enteras, 1 JAMÓN, etc. Pinchando en CHULETAS obtenemos una vista del producto preparado por el robot, lo que permite hacer el control de calidad y detectar errores.
Creo que este sistema hará la vida más fácil para los operarios.
La vida es una mierda en general pero con este trabajo le doy cierto sentido a la mía y espero que también a la de los imbéciles que manejarán el programa (en vez de la sierra y los cerdos). De niño era más feliz. No lo pasaba mal. Pero hace años que me di cuenta de lo imbéciles que somos todos. Imbéciles e insoportables. Todos. menos un tío que me encontré una vez y que era muy simpático. No dudo que fuera un imbécil pero resultaba de lo más soportable: casi agradable.
Las 12:42. La mañana avanza pero el problema sigue ahí. Los cortes de las chuletas están astillados. El caso es que, aunque el técnico los define correctamente, el robot se desvía a veces y no sé por qué. y esto hay que solucionarlo entre hoy y mañana. Como sea. O eso o me queda para la vuelta del viaje, No es buen momento para un viaje. Con el sistema recién arrancado seguro que los problemas se acumulan. A la vuelta tendré 256 e-mails pidiendo soluciones para 512 problemas y además, las CHULETAS astilladas.
miércoles, 27 de mayo de 2009
PSICODRAMA EN PRIMERA PERSONA (Parte I)
oooooooooooooooo
Señor Editor,
He aquí el texto:
UNO
Subimos al taxi. La parte de atrás consta de sillón, donde nos sentamos, y cinturones de seguridad que ahora estamos abrochando. Por las ventanillas se ve el exterior. Veo un autobús pasar; va lleno. Veo gente cargada con bolsas de un centro comercial próximo. Veo un árbol grande al lado de la puerta del hotel en el que hemos pasado la noche. Son las 9:30. "Al AEROPUERTO". El taxi se pone en marcha.
DOS
En nuestra noche de bodas me he hecho una paja.
-Cariño, ¿tienes listas tus cosas? ¿Te has hecho la maleta?
La habitación que nos han dado es grande y luminosa. Excelentes acabados, con las mejores calidades. Todo exterior. Entre las cama y el vater, una alfombra roja.
-Cariño, ¿Sales ya? Vamos a perder el avión.
Miro la hora, son las 8:17. Llevo puesto un traje de rayas claro, zapatos marrones, camisa de algodón y corbata. Si corro las cortinas el sol bañará la cama deshecha. Miro por la ventana. En el exterior veo pasar un autobús que va lleno. Veo gente cargada con bolsas de basura dirigirse a un contenedor próximo. Veo la copa de un árbol grande que me oculta la puerta del hotel que elegimos hace dos semanas. Son las 8:35.
-Cariño, ¡El avión!
TRES
Antes de cerrar los ojos veo la hora: 2:03. He dejado mi reloj de pulsera donde pueda alcanzarlo, sobre la mesilla de noche. Los tiradores son de cuero, el resto roble. Roble en la mesilla, en la cama. El sinfonier, el marco del espejo que refleja la puerta de entrada, también de roble. El botones -tan de roble como el resto del mobiliario- dejó las maletas junto a la entrada de la habitación 507. La cerradura es normal. No es de esas de tarjeta, se abre con la llave que me han dado después de firmar en el registro.
Está pagado todo. Lo estaba ya cuando entramos en el hall del hotel. Un bonito hall. Suelos de mármol viejo, mobiliario sobrio, clásico. Y columnas. Dentro, columnas de escayola y también en la fachada, enormes columnas de hormigón que imita piedra hasta el techo del segundo piso. Hay que cruzar la calle para verlas enteras. Cuando llegamos no pude verlas bien, aunque las recordaba de otra vez. Pero desde un coche nunca se ve nada bien. Aunque no conduzcas. Además cuando llegamos al hotel íbamos los dos borrachos. El vino y algún licor habían teñido mi camisa. La chaqueta me olía a humo y a ceniza de tabaco. Eran las 12:48 pero estaba seguro de que el conserje sería indulgente con unos recién casados. Aún así no me hacía gracia llegar tarde.
12:50. Teniendo en cuenta que habíamos tardado 3 horas en despedirnos no había razón para llegar tarde. Si hubiéramos tardado 2 horas en decirle adiós a la familia y los amigos ahora no serían todavía las 12:00 y no llegaríamos tarde. Yo sólo tardé media hora. El resto fue repetición. A las 10:15 le daba la mano a mi suegro y recogía la chaqueta en guardarropía. A las 11:03 habíamos logrado abrirnos paso hasta la puerta entre un enjambre de amigos y familiares. Mi suegra acechaba apoyada en su marido. Y aún tardamos otra hora hasta el coche. Y todo aquello después de pasar el día entero con ellos. La sala de fiestas, el banquete, la ceremonia, los previos, la angustia del días anterior, los nervios, los preparativos durante 6 meses de tedio, aburrimiento y estrés, con ellos.
Esta vida no tenía ningún sentido. Todo el mundo es imbécil. De eso no me quedaban dudas. Hacía más de un año que me había dado cuenta. Yo soy una mierda y los demás también y sustentamos nuestra existencia en el aburrimiento y el hastío, echando la vista atrás en todo momento. Haciendo planes para recordarlos. Los amigos... Los viejos amigos. La familia siempre estará ahí, siempre estuvo. Todos imbéciles. La humanidad es homogénea en su estupidez, no entiendo a los racistas. Todos merecemos por igual el odio y el desprecio de esos gilipollas, pero son tan miserables que nos niegan aquello que por derecho es nuestro y lo reservan para los moros, los negros, los gitanos, los maricones, los blancos, los chinos, los yonquis, los gordos, los padres, los militares, las mujeres, las lentejas, el arte moderno...