martes, 5 de mayo de 2009

Romance Anónimo

Por el río baja la Cócara Vigoracha y yo no puedo más que entrincharla para su adentro, para mi afuera, en una lucha a muerte contra la cultura, en una lucha a vida contra la muerte. La sombra festeja la luz, y en su boca, al hablar, se oyen las abejas que aprendió en el monte y en mis manos se adivina la quijada de una burra que dio leche por siete inviernos. No hay sur, no hay norte, sólo arriba y abajo, derecha e izquierda. Su mano derecha, arriba; mi mano izquierda abajo, serpiente. Abajo, río sol y algas, Abajo, puente de cultos aldeanos, proceso de vendimias. Arriba, la muerte, abajo la muerte. A la derecha, el brazo izquierdo, los chopos y un molino. Arriba la noche, manantial de rosquillas sin fondo.
“Dicen, le digo, que hay que talar un árbol, matar a un niño y quemar un libro.” “Dicen, me dice (con la boca llena de abejas), que hay que cruzar un puente, comerse una cabra y ordenar una maleza.”
“Dicen, le susurro, que siete novias para siete hermanos; pero no dicen ni cómo ni cuándo.”
“Dicen, me susurra, que la invasión de los ultracuerpos.”
“Dicen, pienso, que Patria, Tierra, Bandera…”
“Pomelos, Tortugas, piensa ella, Ingleses…”
“Lentejas, Sobacos, Escobas… soñamos… Pronombres, Imperios, Legumbres…”

El día descalabra un amoroso coscorrón sobre el pescuezo de la noche.
Encaramado a un árbol, un cerdo canta a la mañana. Los montes se alisan las faldas, los ríos retoman su fluir, los solsticios suceden a los equinoccios.

En otra mañana, a pocos kilómetros de allí, se encuentra aquí. Aquí es la ciudad de Mesopotamia, que nunca duerme de día, ni siquiera de noche y que se vanagloria de ser la patria y tierra natal de las fallas y los mesopótamos intangibles, invisibles, ingrávidos, seres volumétricos. Se los aprecia en la bandera de Mesopotamia y están presentes aunque ocultos en todas las banderas del mundo cuando ondean al viento. Pero Aquí no nos importa. Nos cagamos en Aquí.

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Sí. Los mesopótamos siempre han sido uno de mis cuadrúpedos favoritos. Tiene mucho mérito, además, el esfuerzo que dedican continuamente a mantenerse en las ondeantes banderas de todo el mundo, sin que nadie parezca reconocérselo. Valga este comentario para mandar desde aquí un cariñoso saludo a todos los mesopótamos lectores de este blog.
Me pregunto, y buenos días, Pichichi, qué ambientes han inspirado tu relato. En Valencia no hay aldeanos cultos, que yo sepa. Es que esos chopos, el río, los molinos y las vendimias, me trasladan inequívocamente un sitio equivocado.
Imagino a mi amada hablando de matar niños y talar árboles con la boca llena de abejas y la mano derecha en alto y siento terror.
Tengo que felicitarte por tu frase "ordenar una maleza". Me ha encantado.

Pichichi dijo...

Hola Anónimo,

Lo primero, que gracias por la felicitación por "ordenar la maleza". Esta fue sin duda la parte que más me costó del relato: estuve bastante tiempo reflexionando sobre ella, porque tenía claro que había que ordenar algo, y sabía cómo debía ser ese algo que había que ordenar, pero no encontraba el objeto concreto. Al final maleza llegó... y se quedó.
Me consta que algún ilustre mesopótamo visita el blog, así que sin duda tu saludo le llegará a esta comunidad animal.
En cuanto a los ambientes de este relato, nacen, creo yo, de dos fuentes: por un lado, Cien años de soledad, por otro, el Jucar a su paso por la Casa de la Marmota, en Albacete. Poco tiene que ver la selva colombiana con la meseta castellanomanchega, pero es lo que hay...

Es curioso lo de los simbolismos absurdos: esa mano derecha en alto del relato para mí no es más que una extremidad que sube. Podría haber sido la izquierda, o un pie, daba igual. Pero la cultura es así, gracias a Dios.

Abrazos mesopotámicos!

Anónimo dijo...

Como mesopótamo vuestro que soy, os debo una explicación, y esa explicación, os la voy a dar, como mesopótamo vuestro que soy:

Pichichi dijo...

jajjaajaj!

¡Mesopotamiaaaaa, te saludamos con alegría!
¡Olé tu pare, olé tu mare y olé tu tía!

[ Y la explicación sin llegar, ¡mecachis! ]

Herr Profesor dijo...

Finalmente este post ha conseguido crear un Hrön -un Hrön mesopotamo y encontrado en la maleza, sin duda-.

Falta estudiar si es de primer o de segundo nivel.

El dichoso Hrön se expone en:

http://herrprofesor.blogspot.com/2009/05/preliminares-antes-de-la-introduccion.html

Pichichi dijo...

Precioso hrön. ¡Me ha emocionado encontrarlo allí donde lo ha dejado usted!

Abrazos