martes, 2 de diciembre de 2008

Churros para tres

- ¡Parece mentira, Manolo, que tenga uno que irse tan lejos de la patria para comerse unos churros como Dios manda!
- Sin duda Jordi. Añadiría, si me lo permites, que manda huevos.

Los churros en cuestión, de la variedad "porras", están tan duros que me he tallado una pluma sin dificultad, y tan grasientos que no necesito mojarla para escribir. El aceite refrito que se escurre por la punta de mi improvisada estilográfica se me antoja idóneo para tomar notas de la conversación que se desarrolla a pocos metros de mí. Jordi es un señor no muy alto, un poco calvo... bastante calvo, de mirada juguetona, por momentos resentida, que no oculta un fondo de dolor, inseguridad y lascivia. Manolo le saca la cabeza -y eso sentados-. Viste como le apetece porque es elegante por naturaleza. Sabe sonreír como un playboy, de eso no cabe duda. Su voz me parece más sensual y viril cuando vuelve a hablar:
- Dicen que las mujeres de aquí son ardientes...
- Eso dicen, Manolo.
- ¡Violentas diría yo! Recorre con sus dedos el moretón que lleva estampado en el pómulo mientras hace una mueca divertida.
- ¿La besaste?
- La besé. Y me pegó. Me rompió el corazón, jeje.
- Jaja. Dicen, Manolo, que aquí los gorriones comen en tu mano. Jordi muestra su mano: le falta un dedo y parte de otro.
- ¿Eso te lo ha hecho un gorrión?
- Me lo hizo el Pitbull que intentó comérselo. ¡Jaja! También él se llevó lo suyo, no te creas.
- Pero dicen que aquí la sanidad es gratuita y los médico muy buenos. ¿No pudieron reimplantarte?
- Me injertaron dos pepinillos en vinagre, pero no cogieron. Bueno, en realidad me los comí.

Jordi coge el periódico. Con su mano tullida no consigue pasar las páginas más que de diez en diez y pronto llega a los deportes.

- Deja que te ayude, compadre. Sus manos se rozan cuando Manolo pasa lentamente una página. cruzan una mirada, comparten una sonrisa.
- El Barça lo va a petar este año.
- A mí lo que me gusta es el jamón.
- A ti lo que te pasa es que eres del Madrid.

Pero el jamón puede más y por unos minutos se dedican a cantar sus excelencias, y las del chorizo y la morcilla, y los callos y la butifarra y el vino. El Vino.

- ¡Un Vino para mi compadre Manolo y otro para mí!
- ¡Por las mujeres!
- ¡Todas putas!

- ¡Por los amigos!
- ¡Por nosotros!

Apuran los vasos, se abrazan y se besan los bigotes apasionadamente mientras tocan las castañuelas. Después salen a la calle bailando una mezcla improvisada de Jota, Chotis y Sardana. En el bar suena "la gasolina". A mi churro estilográfico se le está acabando el aceite, será cosa de pedir otro.

8 comentarios:

Anónimo dijo...

Hola Antonio, el otro día en la manifestación te vi con la nariz puesta.

Anónimo dijo...

Tu relato-retrato me ha evocado mis tiempos en Madrid, los bares con el suelo enterrado bajo las pieles de las pipas y servilletas usadas... El tufillo a fritanga y los carteles de "Minutejos". Por mi barrio de ahí, Arganzuela, abudaban especímenes de esos. Empalmaban los churros con los minutejos. Menudo estómago.

Anónimo dijo...

Qué bello post! Manda huevos, el barça sin duda lo petará cualquier año de estos. Seguro que los esputos de Manolo son muy sonrosados. Es vd. un gran observador de la flora y fauna mediterránea y viceversa.

Pichichi dijo...

Todos anónimos y estimados:
Mis experiencias recogidas en esta bitácora, como bien saben, se componen de narices de payaso, y churro-cafés por los bares, así como de una obsesiva exploración de la fauna y flora endémica.
Tengo pendiente lo de comerme un minutejo, que hasta hoy no sabía lo que era, pero me temo que en estas tierras extrañas no los sirvan. Manolo sin duda esputa, pero como deferencia hacia ustedes.
Besos y abrazos!

Anónimo dijo...

Besos y abrazos...que pases buena tarde.

Pichichi dijo...

Besos también, Anónimo. (la tarde bien, gracias)

ÉCHANGE dijo...

Esta vida es un churro enorme en la que te llevas más castañas de las que realmente quieres comerte.
Lo suyo es tener un buen "churro", uno o varios bares donde ir a mojarlo y un buen estómago para comerte todas las castañas del árbol.

Pichichi dijo...

Las castañas están buenas, pero prefiero las almendras. En todo caso ¡Vivan los churros! (mojados en chocolate a ser posible)