domingo, 19 de octubre de 2008

Cara a cara

- Ven, vamos a sentarnos un momento. Quiero hablar contigo cara a cara. ¿Podrás mirarme a los ojos?
- Ya lo hago.
- Sabes lo que voy a decirte...
- No, pero me lo imagino.
- Supongo. Algo me conoces, ¿verdad? Lo que pasa es que no sé si yo te conozco a ti. No sé si te comprendo. ¿Me quieres?
- Te odio.
- ¿Me odias?
- También te quiero, pero es que a veces te pones muy pesado.
- Ya.
- Pero también te quiero, en serio.
- A ver si te aclaras.
- Eres tú el que no se aclara; yo he sido siempre coherente.
- ¿Me das un abrazo?
- Sabes que no puedo, soy tu reflejo en el espejo.
- Pero es que necesito un abrazo.
- Y yo...
- ¿Y qué puedo hacer? ¿Qué podemos hacer?
- No sé, eso es cosa tuya: yo sólo soy una imagen: un fantasma.
- Menuda escusa.
- Pues es lo que hay.
- ¿Y el abrazo?
- Tendrás que buscarlo fuera de este espejo. Además yo también necesito que me abracen, y a este paso, o te pones las pilas o voy dao. Vamos, quiero decir.
- Queremos decir.
- Queremos.
- No sabía que los reflejos tuvierais sentimientos.
- Pues ya lo sabes. Piensa en lo que tú necesitas y te harás una idea bastante exacta de lo que yo echo de menos.
- No se puede decir que te enrolles mucho, reflejo. Eres muy poco solidario conmigo.
- ¿Yo? La culpa es tuya.
- La culpa, siempre la culpa...
- Además ¿ a mí que me cuentas?
- Yo qué sé. Me voy a dar una vuelta.
- ¿A buscar un abrazo?
- A buscar un abrazo.
- Péinate un poco.
- Pesado eres.
- Lo digo por tu bien.
- Ya lo sé, es por quejarme, la costumbre.
- ¿Me das un beso?
- Eso sí puedo.



4 comentarios:

Anónimo dijo...

Abrazar a un espejo puede resultar muy incómodo. A no ser que sea un espajo cilíndrico, como los que hay a veces en las estaciones de metro. En esos casos, lo incómodo puede ser abrazar en público a un cilindro reflectante. El público siempre resulta incómodo.
Yo no soy un cilindro(aunque no me importaría serlo a ratos), y te mando un abrazo virtual, que puedes recibir en la intimidad de tu cuarto de baño rosa o en cualquier otro sitio que te parezca más apropiado.

Anónimo dijo...

Acabo de recibir su abrazo virtual! Es bonito.
El público nos puede hacer pasar verguenza, por ejemplo cuando abrazamos a un espejo cilíndrico, pero si nuestro reflejo no siente verguenza, si se caga en el público, al final y con su ayuda, nosotros nos cagaremos también en el público, en esa gente que nos mira a nosotros a falta de un espejo en el que mirarse ellos, o tal vez por miedo a su propio reflejo en nuestro cilíndro amigo.

Un placer, anónimo.

ÉCHANGE dijo...

me apunto al trío de besos y abrazos cilíndricos!

Pichichi dijo...

Bienvenido. ¡Contra más mejor! jeje