viernes, 9 de enero de 2009

Apocalipsis Cadeau

Arrancad las luces de colores, arrojadlas al suelo y bailad sobre ellas hasta reducirlas a arena chirriante. Subid por una escalera a lo alto del abeto decorado y cagad sobre la estrella. Tirad los regalos por los balcones, escuchad el estrépito contra el cemento y contra los cráneos anónimos. Escuchad el rugido del apocalipsis; y después, más tranquilos, escuchad su eco: una sombra en la pared, un murmullo en el cerebro.

Una niña casi dormida. Una niña asustada; pero ella es valiente. En el pasillo, en la esquina, por la puerta entreabierta de su cuarto, en la penumbra, acecha el hombre del perchero. Soy valiente. Un sombrero en lo alto y una gabardina que cuelga hasta el suelo, sólo es eso. No hay nadie ahí. Lo que en realidad la aterra es la posibilidad de encender la luz y convertir su miedo en realidad. Que el fantasma que habita en su mente y la visita tantas noches se vuelva corpóreo al alumbrarlo con la luz de una bombilla...

Tomad en vuestras manos las guirnaldas de plata y oro para hacer sogas con las que ahorcar a los niños y los gatos. Dejadlos agonizar y, cuando estén a punto de morir, liberadlos sólo para verter sobre ellos chocolate hirviendo.

Ella pudo elegir otra cosa, pero se marchó a casa. La escusa: que si tú de California y yo de Londres y ¿qué hacemos aquí en Cuenca? Vaya usted a saber. Escuchar los ecos del apocalipsis... ¿o tienes un plan mejor? Yo tengo un padrastro que me está matando desde hace días. Intenté cortar el pellejito seco que asoma, que se engancha con todo, que lo abre, poco a poco, como una cremallera de dolor, frustración y obsesión. Me fumé un porro y me tomé un cubata para olvidar y descubrí que unos androides alienígenas llevan décadas adulterando nuestras drogas para subyugarnos. Todos nos drogamos. Los pocos que no se drogan son androides. El resto Soldados Zen.

Así que coged el champán, reventad las botellas y sembrad de vidrio y alcohol las alfombras y los parques y las calles y el césped. Y con los trozos más pequeños amasad mazapanes y regaladlos a los pobres, a los niños, a los viejos y a los gordos. Ved como sangran por la boca y el culo. Usad las obleas como cuchillos y los cuchillos como obleas.

Soñó que se quedaba dormido y que Freddy Krueger lo visitaba en su pesadilla soñada. Es real: lo soñó. Al despertar, su chica le daba la espalda y supo que si la giraba lo que vería sería la cara podrida de Freddy un instante antes de sentir su garra en el estómago. Dentro. Pero es valiente, como la niña. No vamos a encender la luz, no miraremos la cara de quien nos da la espalda. Mandaremos un SMS.

Coged a todos los Papás Noeles trepadores. Violadlos, linchadlos, amordazadlos, quemadlos. Mandad un SMS deseando la muerte de los seres queridos vivos... y también de los muertos. ¡Coged los móviles! Y si os llega una postal, prendedla y usadla para iniciar un incendio en el bosque o en un banco. Poned turrón DIA y refresco de champín en las cestas de navidad. Si tenéis empleados, despedidlos ya. Apedread los belenes cuando miren los beatos. Y bailad y cantad. Aprovechad ahora, porque no todos los días son apocalipsis. Yo, cuando acabe de hacer ruido, voy a sentarme a escuchar como se apaga el eco. Hasta que sólo quede un murmullo, un recuerdo de un murmullo. Hasta que no quede ni eso. Y entonces me iré a dormir recordando el sabor de un beso en tu boca, Cadeau.

11 comentarios:

ÉCHANGE dijo...

Pensaba que nada tan "desagradable" podría gustarme y mira tú por donde, me ha gustado mucho (claro que cuando me rompieron el culo pensaba que me dolería y también me gustó). Lo mejor lo de comer y cagar cristal... y me preguntaba si podría violetearme también a las mamás NOel(i)as.
Besitos que ya te darán otras porque tú estás en California (cogiendo almendras y nueces) y yo estoy en Londres (que no sé muy bien lo que hago allí/aquí).

Anónimo dijo...

sembrar el odio en la época del amor edulcorado, eso sí que es infringir las normas.. tu texto es tan agresivo como atractivo. más, más, más!!!!!

Dani dijo...

a mi me ha gustado lo de subirse a los abetos, ahora bien, habría que hacerlo con cuidao.... ;-)

Pichichi dijo...

Gracias por sus amables comentarios.

Echange: el trozo de los cristales comestibles lo escribí pensando en usted.

Anónimo: siempre es un placer leer comentarios anónimos. Siempre habrá un extraño dispuesta a ayudarnos.

Dani: Al final no jnos vimos en nadal ¡me cachis en los mengues! Queda pendiente.

Besos y abrazos doy

Anónimo dijo...

Yujuuuu!!! Anarquía!!! Espachurremos polvorones en las alfombras rojas de las tiendas!!! Cambiemos los cds de villancicos por cds de Sepultura!!! Bajémosle los pantalones a los Reyes Magos!!! Pidámosle más guerras en el mundo a Papá Noel en la carta!!! Eso sí, las castañas asadas de la castañera de toda la vida NI TOCARLAS.
Ánimo con tu padrastro, nada duele eternamente.

Pichichi dijo...

¡¡¡¡¡Sepulturaaaaa!!!!!

Anonimilla, no pretendo romperle un mito... bueno ¡qué coño! sí lo pretendo: el 90% de las castañas asadas esas de las castañeras llevan gusano. Ahora, que lo mismo a usted lo que le gusta es el sabor del bicho.

El padrastro ya se curó, gracias.

Anónimo dijo...

La lectura de este hermoso relato es un ejercicio sano y edificante que ayuda a eliminar el regusto rancio de estos días cutres que acabamos de dejar para siempre en el olvido. Porque ¿quién coño querría recuperarlos?
Apocalipsis now. ¡Al fin una utilidad para las obleas!
Amor, sueños cumplidos, vida alienígena, drogas, caridad... ¡quién pudiera ser parte de esta historia!

Pichichi dijo...

Querid@ Anónim@: todos los seres anónimos son parte de esta historia pues sobre sus cráneos arrojaremos los regalos desde los balcones. Como ve su deseo de pertenecer al relato se ha cumplido ipso facto, al menos en lo que ha porrazos en el cráneo se refiere, y quién sabe si en algo más...

Besos!

Anónimo dijo...

Pues yo cuando voy a Cuenca no es para escuchar los ecos del apocalipsis (para eso ya tengo a mis papis) sino para ponerme cerda de los bizcochos y sobaítos que hacen allí ¡ya quisieran Londres o California! 8D_ _ _ _ _ ¡Besos!

Anónimo dijo...

Vaya mierda de historia. La utilizaría para limpiarme el culo, si no fuera porque no quiero estropear la pantalla del portátil.
Puedo llegar a admitir que tiene partes memorables, como la escalada al abeto, los mazapanes para los pobres, los regalos descalabrantes y las obleas cortantes y, así en general, el retorcido uso que se le da a muchos símbolos y tradiciones navideñas. También sorprende la soltura con que intercala fragmentos de auténtico terror, con magníficas descripciones que nos transportan a ambientes tétricos y sensaciones agobiantes, fruto sin duda de una mente imaginativa, muy bien dotada para la escritura. En conjunto resulta ser un amasijo absurdo pero delicioso de demencia, melancolía y mal gusto.
Joder, en realidad, ¡es un relato de puta madre! Ahora mismo voy a imprimirlo en el mejor papel que tenga y lo voy a usar para limpiarme el culo.

Pichichi dijo...

Joder Anónimo, ¡muchas gracias! Hasta la fecha nadie me había dicho que se iba a limpiar el culo con uno de mis relatos. Estoy emocionado y encantado de que sienta tal nivel de intimidad con lo que vomito en este blog. Me ha llegado especialmente al alma que considere el relato como de "mal gusto". Espero que todos esos comentarios no sean simplemente un intento grosero de hacerme la pelota, pero si ese es el caso, qué coño, me da igual.

Reciba mis muy afectuosos saludos y besos.