martes, 10 de febrero de 2009

Historias de sueños y huevos (II)

La semana pasada el Jabalí me invitó a cenar. El caso es que nos comimos la mejor vaca que he probado: ¡sabía a mantequilla! En el restaurante, un viejo edificio restaurado de techos altos con bovedilla y vigas al aire, estábamos él, yo y la camarera-cocinera que se empeñó en que mi padre era de la época de Domenico Modugno y que por lo tanto la música que sonaba tenía que traerle recuerdos. Era una música juguetona, sentida y algo jazzística. Los recuerdos me los trajo a mí. Recuerdos de una impresión al despertar de un sueño.

Voy a hacer un intento más de contar este sueño. Antes de que el relato mate al recuerdo, antes de que el recuerdo pervierta la violenta impresión de la mirada de una niña pequeña que comprende, antes de que la impresión termine por devorar el resto del sueño.

El sueño es una piscina de bordes ondulados, de contorno impreciso... Pero lo estoy haciendo mal, en este relato del sueño la narradora eres tú, y a ti te corresponde empezar el relato.

"La piscina es un sueño de bordes ondulados. Sobre una plataforma en medio del agua, tomando el sol, estás tú. Junto a mí. Y me propones:
-¿Jugamos a salpicarnos?
Y la frase no te suena absurda mientras la dices. Y mientras me miras, esperando una respuesta, ves que la piscina es grande, que su borde (ondulado) se extiende a mis espaldas, que el agua parece azul y que la luz difumina un horizonte de árboles más allá de esta balsa.
- Vale, pero no muy fuerte-, te respondo, y tampoco percibes lo irreal de mis palabras.

El agua te cubre hasta la cintura cuando te bajas. Te sigo. Ahora tenemos justo la edad actual. Me miras de reojo mientras caminamos alejándonos de la plataforma. El agua me cubre hasta la cintura. Se está bien. Juntas los dedos de tu mano haciendo una palita y golpeas el agua para lanzar un chorro todo lo lejos que puedes. Lo ves caer; te giras y me miras. Te miro. Miro dónde cayó el chorro. Avanzo hacia la orilla. Avanzamos. Hay pinos. Vuelves a hacer la pala y lanzas otro chorro: esta vez sí que ha ido lejos.
- ¡Esta vez sí que ha ido lejos!-, te digo.
Te gusta. Sé que te gusta. Yo no podría hacerlo así aunque lo intentara. Soy torpe. Pero no lo voy a intentar: en este juego de uno tú eres el campeón. El resto del sueño te corresponde narrarlo a ti."

Y yo sigo... Entonces llegan las niñas y nos saludan desde fuera del agua -nunca llegarán a bañarse en este sueño- y son pequeñas como cuando nosotros éramos jóvenes y nos bañábamos en su piscina. Comprendo, sé que las niñas cada noche se vuelven bebés, que con el día van creciendo hasta su edad actual. Son las 3 de la tarde. Les pregunto si saben, si comprenden lo que les pasa. La mayor, en ese momento casi adolescente, me explica que sí.
- Cada día volvemos a nacer y crecemos hasta la noche.
La pequeña me mira: sabe lo que le pasa pero lo comprende como una niña de 8 años. Y yo no alcanzo a comprender su mirada, pero ya empiezo a despertarme.

"Ya empiezas a despertarte y la piscina de bordes ondulados y yo y las niñas nos desvanecemos..."

Y lo que queda es una impresión y la mirada de una niña pequeña que comprende algo sobre lo que significa repetir una vida infantil, una y otra vez, condensada en un día de verano. Lo que queda es un huevo frito que llora una lágrima de yema sobre el agua clorada, pero no sabe por qué.

9 comentarios:

Anónimo dijo...

Es muy bonito, Antonio. Me recuerda a algún cuento de Pedrolo, impreciso, melancólico... Muy bonito, de verdad.
Y, bueno, aparte de comentar el texto comentaré que eres muy valiente.
Un abrazo...

Pichichi dijo...

Sólo tengo el gusto de haber leído Trajecte Final de Pedrolo y me gustó mucho: me siento muy halagado por tu comentario, Anónimo.

Respecto a lo de valiente, también podríamos decir cobaaarrrderr o pecadorrr. Ahora en serio, valiente tú que te atreves a entrar aquí y no sólo me honras con tu visita, sino que además nos (nos = Mundo bloguero)regalas tus comentarios. ¡Muchas más gracias!

... y Besos Múltiples!

Unknown dijo...

Buenísimo, Pichichi, todo un regalo para lo lectores.
Un gustazo leerlo. ¡Sigue así!

Unknown dijo...

Quería decir "los" lectores, evidentemente. Jejeje....

Pichichi dijo...

Muchas gracias Liber. Seguiremos en la brecha, en la cresta de la ola, al pie del cañon y bueno, no sé si hay más metaforas para decir lo mismo, pero esa es la idea...

Abrazos!

Anónimo dijo...

Qué insulso resulta eso de estar de acuerdo con lo que dicen todos los demás y no tener nada interesante que aportar a estos comentarios. Pero el caso, don Pichichi, es que quisiera transmitirle mi impresión y es complicado hacerlo no coincidiendo con el resto y no mintiendo groseramente... No es cuestión de elegir entre una de estas dos proposiciones. No. Han de cumplirse las dos. Joder. A la mierda.
¿Qué hay de suyo en todo esto? ¿Soñó usted alguna vez esas historias? ¿O son relatos que han devorado los recuerdos de sus sueños?

Pichichi dijo...

Digamos, Anónimo, que su comentario es por lo menos grosero, más allá de si miente o dice la verdad. Con sus mierda y sus joder. Esto ya lo hace distinto de otros comentarios que se pueden leer aquí. ¡Gracias por aportar diversidad a este estercolero libre donde cada cual esstá invitado a vomitar o cagar lo que le venga en gana!

la mayor parte de estos relatos de sueños, respondiendo a sus dudas, los he soñado personalmente y otros los han soñado otras personas. Pero eso es sólo una parte. Luego está el relato, que no deja de ser una interpretación novelada con cierta libertad del recuerdo y de la impresión que dejaron los sueños o las historias de sueños que otros me han contado. Trato de ser fiel a lo que para mí es la esencia de cada una de esas vivencias propias y ajenas.

En todo caso, por ir más a lo concreto y puestos a revelar, el jabalí, los calcetines o la piscina con sus niñas cíclicas los soñé antes de escribirlos.

ÉCHANGE dijo...

Con estas historias acabaremos todos como HUEVOS ROTOS, ESCALFADOS, PASADOS POR AGUA, FRITOS, DUROS, ESTRELLADOS... LA VIDA ES UNA ORGÍA DE HUEVOS (¡O UNA ORGÍA DE COJONES!)

Pichichi dijo...

Echange, ha pillado usted la idea principal. El hilo conductor.